A veces nos olvidamos

A veces nos olvidamos

Muchas veces nos olvidamos de que compartimos este mundo con otros seres, seres que también tienen necesidades y nos acompañan en nuestra cotidianeidad. Los consideramos inferiores pero tienen mucho que enseñarnos. Como nosotros, los animales tienen sentimientos y las mismas necesidades de alimentación, agua, refugio y amistad.
Hay cierto sentido de la armonía en la vida de los animales. Los animales nacen como son, lo aceptan y eso es todo. Viven con mayor paz que las personas. Los animales del mundo existen por su propia razón, no fueron hecho para los humanos. Alguna gente habla a los animales. No muchos los escuchan. Ese es el problema.

No hablan nuestro idioma, pero sus ojos lo dicen todo

Hasta que uno no ha amado un animal, una parte del alma sigue sin despertar. El hombre puede medir el valor de su propia alma en la mirada agradecida que le dirija un animal al cual ha socorrido. Los ojos de un animal tienen el poder de hablar un gran lenguaje.
Si tener alma significa ser capaz de sentir amor, lealtad y gratitud, los animales son mejores que muchos humanos.
La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados.
Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad espiritual, ya que cualquier cosa que ocurre a los animales, también ocurre al hombre. Todo está conectado.
Estoy a favor del derecho de los animales, al igual que del derecho de los humanos. Ese es el camino de un ser humano completo.

Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos

(Friedrich Nietzsche).