¿Amenaza de guerra?
Los imperios nacen, crecen, maduran y colapsan. Esta biología imperial está sometida a una matemática que, hasta ahora, se ha mostrado invariable y que, según John Bagot Glubb, sitúa el colapso imperial en 250 años o diez generaciones. Estados Unidos ha sido un imperio creado sobre las guerras, desde la que le permitió independizarse hasta las dos catástrofes mundiales que le permitieron consolidarse con imperios.
Porque Estados Unidos no solo anda a la gresca con China, sino que también está teniendo sus amenazas y tensiones con Europa, con sus tradicionales aliados —lease subordinados imperiales—. Estas tensiones vienen desde hace tiempo y no solo no parecen disminuir, sino que van en aumento. Uno de los motivos de discordia es Irán.
Parece que los norteamericanos quieren guerra, lo que es muy normal teniendo en cuenta que se trata de un imperio bélico cuyo sustrato cultural deja mucho que desear, pero los europeos no están por la labor.
Demasiados problemas han causado en el viejo continente las actividades bélicas estadounidenses en el norte de África y Oriente Próximo como para apoyar más sinrazones. Ha llegado un punto en el que la maquinaria imperial norteamericana genera más perjuicios que beneficios, incluso para sus colonias: demasiados residuos que están convirtiendo a Europa en un ente tóxico.
Europa no está dispuesta a continuar con la política de tierra quemada de los norteamericanos y en la intuición de la debilidad de Estados Unidos aspira a la emancipación.
(Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.)
Habrá quien no lo vea, pero la Metrópoli comienza a acumular demasiados conflictos: las fronteras, antaño símbolos de conquista, parecen hoy inabarcables; los enemigos, antaño débiles, parecen hoy demasiado fuertes; los pueblos sometidos, antaño sumisos, aspiran a la independencia; las guerras, antaño escasas aun cuando eran muchas, parecen hoy demasiadas. Es la biología imperial. Es el colapso de Estados Unidos.
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