domingo, 30 de junio de 2019

30 de junio 12 de Messidor el dia de Artichaut (alcachofa)

Calendario Republicano Francés

Artichaut, Duodi, 12 Messidor, An CCXXVII

 
30 de junio 12 de Messidor el dia de Artichaut (alcachofa)



sábado, 29 de junio de 2019

29 de junio 11 de Messidor el dia de Coriandre (cilantro)

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Coriandre, Primidi, 11 Messidor, An CCXXVII

 
29 de junio 11 de Messidor el dia de Coriandre (cilantro)

viernes, 28 de junio de 2019

Un misterio sin resolver - Hanging Rock

El secreto de Hanging Rock
La historia australiana tiene dos etapas una “blanca” que empieza a partir de la llegada de los primeros colonos británicos en 1788 y otra, la más antigua, que proviene de la cultura y las tradiciones de los aborígenes de aquellas tierras. Esta lleva transmitiéndose de generación en generación, desde mucho tiempo atrás, por medio de relatos y canciones, conocidos como el Tiempo del Sueño, que constituyen una especie de guía espiritual que les pone en relación con el entorno natural, su futuro y su pasado, desde los orígenes del universo a partir del sueño.

El Tiempo del Sueño
De esta etapa tan mística nacen una serie de leyendas en torno a algunos lugares como las del Monte Uluru (Ayers Rock) y del Monte Diógenes (Hanging Rock), un antiquísimo volcán que creó una cadena de pináculos rocosos, que según las creencias indígenas da cobijo a espíritus.
Hanging Rock a vista de drone
Esta formación (Hanging Rock) de origen volcánico y de varios millones de años de antigüedad se levanta majestuosamente unos 150 metros por encima de la llanura en que está emplazada, y culmina con la mezcla de piedras y monolitos en equilibrio que le dieron su nombre (Hanging Rock significa, en inglés, «roca que se balancea»).
Para las tribus aborígenes australianas Dja Dja Wurrung, Woi Wurrung y Taungurung era un lugar sagrado en el que se celebraban ritos de paso a la edad adulta hasta que, a mediados del siglo XIX, los colonos ingleses las expulsaron de la región. A partir de entonces, se convirtió en un sitio de asueto turístico victoriana.
Hanging Rock
Inspirándose en este legendario paraje y en algunas leyendas urbanas, que al parecer surgieron posteriormente en este mismo lugar, la escritora australiana Joan Lindsay escribe su novela Picnic en Hanging Rock en 1967, de forma casi onírica, según ella misma confesó en alguna entrevista, pues toda la trama de su obra le vino a través de unas terribles pesadillas muy realistas, casi como recuerdos, que tuvo cada noche durante 4 semanas.  Y es que Lady Lindsay era una persona con una cierta capacidad sensorial en su compañía los relojes se paraban y era capaz de visualizar el pasado y el futuro.
Joan Lindsay
En el libro se relata un extraño suceso acontecido a un grupo de señoritas de un renombrado colegio aristocrático, el Appleyard, durante una excursión, el 14 de febrero de 1900, a Hanging Rock, una zona muy visitada por su belleza paisajística.
El día de San Valentín de 1900 amaneció soleado y hermoso en el pueblo de Woodend, cerca de Melbourne (Australia). Era el día de la excursión anual en el colegio para señoritas Appleyard, sitio en las afueras del pueblo, y a primera hora de la mañana un grupo de alumnas y profesoras de dicha escuela salieron con la intención de efectuar un almuerzo campestre en un hermoso paraje local.
Alumnas y profesoras de Appleyard
El grupo escolar estaba compuesto por 19 chicas, la mayoría adolescentes; y dos profesoras; mademoiselle Diane de Poitiers, la más joven de las dos, enseñaba francés y danza, y Greta McCraw, una solterona escocesa de mediana edad, era la profesora de matemáticas. El otro adulto del grupo era Ben Hussey, conductor del coche alquilado por el colegio. Mistress Appleyard, la directora, no formaba parte de la expedición.
Muy cerca de la base de la roca había un buen lugar para comer y descansar
En una escena de la película Picnic at Hanging Rock (1975), las alumnas del colegio Appleyard brindan por el día de San Valentín ante el amenazador telón de fondo de la roca.
En su paseo, coinciden con una poderosa familia de la época, los Fitzhubert, que presenciarán cómo tras el almuerzo, 4 de las estudiantes se alejan del grupo situado en el área picnic para aventurarse en la montaña. 
Al llegar la tarde las maestras comienzan a reunir a las chicas para el regreso y mandan a llamar a las 4 muchachas que se habían acercado a la montaña, pero no las encuentran ni a ellas, ni a una maestra que las había seguido.


Un rastro de helechos partidos y arbustos torcidos llevaba del este a la cara sur de la roca, pero más allá, donde empezaba el terreno propiamente rocoso, los rastros iban desapareciendo.


Sólo logran encontrar a la más pequeña del grupo (Edith), que apareció huyendo despavorida de la montaña totalmente enajenada, con la sensación de haber despertado de un mal sueño que sólo recordaba parcialmente.


Al final del día cuatro personas habían desaparecido; tres de ellas no volverían a ser vistas nunca más.


Días después encuentran desmayada, sin uñas y descalza a una de las alumnas, Irma. Y jamás se supo nada más del resto de las desaparecidas a pesar de la intensa búsqueda llevada a cabo por la policía en la zona.

¿Se trata de un hecho real? Si damos credibilidad al epílogo del libro, podría ser verídico, pues invita al lector a la investigación. De hecho, algunos han buscado este suceso en diarios, periódicos y revistas de la época sin encontrar noticia alguna al respecto. Aunque no por ello dejar de ser cierto, pues las noticias en el 1900 no tenían tanto eco como ahora y, a decir verdad, todos los personajes que aparecen en la historia son reales… ¿Pero el libro acaba así sin más? ¿Quizás se pensaba en una segunda parte? Sí y no, es decir del libro fue eliminado un capítulo entero por hacer mención a la posibilidad de que las niñas a través del sueño lograsen entrar en contacto con esa “otra dimensión” de los aborígenes que se las llevó.

Tras las muerte de Lady Lindsay ese capítulo eliminado finalmente ve la luz en El secreto de Hanging Rock, para resolver el misterio dejando otro aún más inquietante… el de la veracidad del Tiempo del sueño y los espíritus del Hanging Rock.

28 de junio 10 de Messidor el dia de Faucille (hoz)

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Faucille, Décadi, 10 Messidor, An CCXXVII

28 de junio 10 de Messidor el dia de Faucille (hoz)

 

jueves, 27 de junio de 2019

27 de junio 9 de Messidor el dia de Absinthe (absenta)

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Absinthe, Nonidi, 9 Messidor, An CCXXVII

   27 de junio 9 de Messidor el dia de Absinthe (absenta)

miércoles, 26 de junio de 2019

Leyenda de La llorona. El origen


La Llorona. Códice Florentino, lib. XII, f. 2v.
Se cuenta que La Llorona es una mujer que deambula por las calles de la Ciudad de México en busca de sus hijos, a los que ella misma asesinó, enloquecida, durante una noche. Dicen que aparece en lugares por donde alguna vez pasó un río. También se dice que es una mujer muy bella vestida de blanco. Otros mencionan que sólo se alcanza a ver su silueta, que flota. En lo único que coinciden es que siempre que se deja ver se escucha un largo y aterrador grito: ¡Ay, mis hijos!

Tonantzin Guadalupe: la fusión de dos religiones
Sobre el origen de esta leyenda hay varias versiones:
Una versión muy antigua prehispánica ligada a Cihuacóatl, la diosa de la tierra –Coatlicue–, la fertilidad y de los partos – Quilaztli– y la mujer guerrera –Yaocíhuatl– y madre –Tonantzin–. Se dice que esta mitad mujer y mitad serpiente emergía de las aguas del lago de Texcoco para llorar a sus hijos –los aztecas– en el sexto presagio de la devastación de la cultura mexica a manos de los conquistadores españoles.

El conocido relato de la Llorona tiene su origen, en efecto, en el mundo prehispánico. Relata fray Diego Durán que en los días postreros de su reinado, Moctezuma II andaba pesaroso por una serie de pronósticos que se referían al fin de su mandato. Pidió que se le dijese acerca de sueños y apariciones, y: “Lo mismo encomendó a todos los que tienen por costumbre de andar de noche, y que si topasen a aquella mujer que dicen que anda de noche llorando y gimiendo, que le pregunten qué es lo que llora y gime…” (Durán, 1951, I, p. 525).

La leyenda también le fue transmitida a fray Bernardino de Sahagún por sus informantes indígenas, y además podemos leerla en la Historia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo. Está asociada a los famosos presagios funestos que se supone sucedieron antes de la conquista española y que vaticinaban el final del imperio mexica de Tenochtitlan. Esos presagios eran: una llama que aparecía en la noche, diez años antes de la conquista, y que provocaba desasosiego en la gente; el templo de Huitzilopochtli ardió sin que hubiera mano de por medio y mientras más agua le echaban para apagarlo, más se enardecía el fuego; un rayo cayó en el templo de Xiuhtecutli, sin que se escuchara trueno alguno; un fuego salió por el poniente y se dividió en tres partes, lo que provocó mucho alboroto; el agua del lago hirvió y anegó las casas; el sexto presagio –que nos interesa particularmente– fue el de una mujer que recorría las calles dando gritos lastimeros; otro más fue la captura de una especie de grulla con un espejo en la cabeza, en el que se podía ver una serie de acontecimientos y, finalmente, la aparición de personas deformes con un solo cuerpo y dos cabezas que luego desaparecían.
¿Cómo relata Sahagún lo referente a la mujer que salía en las noches? Dice así el franciscano (Sahagún, 1956,IV, p. 82):
…muchas veces se oía: una mujer lloraba; iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos:
–¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos!
Y a veces decía:
–Hijitos míos ¿a dónde os llevaré?

El mismo fraile la nombra Cihuacóatl (mujer serpiente) o Tonantzin (nuestra madre) y apunta: “Decían que de noche voceaba y bramaba en el aire…” (Sahagún, 1956, I, p. 46).
Agrega la narración que la mujer portaba una cuna que ponía en el mercado y allí la abandonaba. Cuando las mujeres iban a ver qué había dentro de la cuna, sólo encontraban un cuchillo de pedernal de los que se usaban para el sacrificio.

Por su parte, Muñoz Camargo (1982) relata así el acontecimiento:
El sexto prodigio y señal fue que muchas veces y muchas noches, se oía una voz de mujer que a grandes voces lloraba y decía, anegándose con mucho llanto y grandes sollozos y suspiros:
–¡Oh hijos míos! Del todo nos vamos ya a perder.
E otras veces decía:
–¡Oh hijos míos!, ¿a dónde os podré llevar y esconder?


Otra versión es la colonial, la cual se basa en las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, quien participó en la conquista del Imperio mexica. Se cuenta que una mujer de origen indígena era amante de un caballero español y, cuando ella le pidió formalizar la relación, él se negó porque pertenecía a la alta sociedad. Este hecho desató la tragedia por la que su alma deambularía en pena.
Cuentan que esa noche la mujer despertó a sus pequeños hijos –un niño y una niña–, tomó un puñal y los llevó al río, el cual se encontraba muy cerca de su casa. Estando ahí, ciega por el coraje, los apuñaló varias veces hasta que los dejó sin vida.
Minutos después reaccionó y, al darse cuenta de lo que había hecho, corrió desesperada por el río y emitió el escalofriante grito por el que la identificamos.
Desde esa noche no se volvió a saber más de ella y se convirtió en mito. Quienes juran haberla escuchado dicen que deambula en las calles y los parques de la Ciudad de México, además de los canales de Xochimilco.

26 de junio 8 de Messidor el dia de Échalote (chalote)

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Echalote, Octidi, 8 Messidor, An CCXXVII

    26 de junio 8 de Messidor el dia de Échalote (chalote)

martes, 25 de junio de 2019

25 de junio 7 de Messidor el dia de Concombre (pepino)

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Concombre, Septidi, 7 Messidor, An CCXXVII

    25 de junio 7 de Messidor el dia de Concombre (pepino)

lunes, 24 de junio de 2019

24 de junio 6 de Messidor el dia de Romarin (romero)

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Romarin, Sextidi, 6 Messidor, An CCXXVII

    24 de junio 6 de Messidor el dia de Romarin (romero)

domingo, 23 de junio de 2019

23 de junio 5 de Messidor el dia de Mulet (mula

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Mulet, Quintidi, 5 Messidor, An CCXXVII

    23 de junio 5 de Messidor el dia de Mulet (mula)

sábado, 22 de junio de 2019

22 de junio 4 de Messidor el dia de Véronique (verónica)

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Véronique, Quartidi, 4 Messidor, An CCXXVII

    22 de junio 4 de Messidor el dia de Véronique (verónica)

viernes, 21 de junio de 2019

21 de junio 3 de Messidor el dia de Oignon (cebolla)

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Oignon, Tridi, 3 Messidor, An CCXXVII

   21 de junio 3 de Messidor el dia de Oignon (cebolla)

jueves, 20 de junio de 2019

20 de junio 2 de Messidor el día de Avoine (avena)

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Avoine, Duodi, 2 Messidor, An CCXXVII

20 de junio 2 de Messidor el día de Avoine (avena)

miércoles, 19 de junio de 2019

19 de junio 1 de Messidor (o Mesidor, del latín messis, "cosecha") el día de Seigle (centeno)

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 Seigle, Primidi, 1er Messidor, An CCXXVII

    19 de junio 1 de Messidor (o Mesidor, del latín messis, "cosecha") el día de Seigle (centeno)

martes, 18 de junio de 2019

18 de junio 30 de Prairial el día de Chariot (carro)

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Chariot, Décadi, 30 Prairial, An CCXXVII

    18 de junio 30 de Prairial el día de Chariot (carro)

lunes, 17 de junio de 2019

17 de junio 29 de Prairial el día de Pivoine (peonía)

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Pivoine, Nonidi, 29 Prairial, An CCXXVII

   17 de junio 29 de Prairial el día de Pivoine (peonía)

viernes, 14 de junio de 2019

La Historia de El Coño de la Bernarda


Bernarda
 Todos hemos oído hablar del famoso “coño de la Bernarda”, en sus acepciones “Esto parece el coño de la Bernarda” o “Esto es como el coño de la Bernarda”. ¿Pero quién fue la famosa Bernarda?

No se puede asegurar que la mencionada ‘Bernarda’ existiera en realidad, ya que parece ser más fruto de antiguas leyendas e historias que muy posiblemente se fueron transmitiendo oralmente y, sobre todo, no se sabe con certeza dónde surgió ya que según cada fuente se la ubica en un lugar diferente.

Hay quien señala que Bernarda vivió en Granada (unos dicen que en Atarfe y otros en la ficticia Artefa) durante el siglo XVI y que se ganaba la vida como ‘santera’, siendo capaz de conseguir curar múltiples dolencias con el solo hecho de introducir la mano dentro de su coño. Según esta historia, parece ser que había una gran peregrinación y muchos eran los que la visitaban para sanarse.

También hay quien la sitúa en Ciudad Real (en los alrededores de Sierra Morena), coincide en siglo y profesión (santera), pero en lugar de curar personas sanaba animales de los pastores y lo hacía, también, dejándose tocar su coño (lo que no se especifica es quién tocaba dichas partes, si los pastores o los animales).

Algunos de los relatos sobre el posible origen de esa mujer habla sobre la aparición milagrosa de ‘San Isidro labrador’, en unos casos a la propia Bernarda y en otros en sueños a un tal Aurelio del Alto Otero.

Nos encontramos quienes defienden la hipótesis de que Bernarda no fuese ninguna curandera sino una prostituta muy popular y solicitada; tanto que sus partes íntimas apenas tenían descanso, pues atendía a un cliente tras otro. Sinceramente, para mi esta posibilidad es la que parece que puede acercarse más a una posible procedencia del personaje y la famosa expresión.

Esta es una historia granaína de pura cepa, que, tras su gozoso redescubrimiento, la comparto con vosotros.

 

La Historia de El Coño de la Bernarda

Al parecer, una mujer, de nombre Bernarda, de la que se decía que era hija natural del rey musulmán Aben Humeya, y nacida en torno a mediados del S.XVI, en Artefa, pequeño pueblo de Las Alpujarras granadinas, era una reconocida santera; a caballo entre ambas religiones, en unos tiempos difíciles, recorría las calles de Artefa armada con sus tablillas de oraciones, mezcla de versículos coránicos y cristianos (quizás la única depositaria de los famosos LIBROS PLÚMBEOS del SACROMONTE)

LIBROS PLÚMBEOS del SACROMONTE
y era la sacristana de la pequeña ermita en la que los artefaños guardaban y veneraban la imagen reverendísima del SEÑOR DEL ZAPATO.

SEÑOR DEL ZAPATO
Aunque la fama, como hemos dicho, le venía de santera, que lo mismo enderezaba la pata torcida de un cordero, como remediaba las más diversas dolencias, como dirigía los rezos en ausencia del cura... por lo que era, ciertamente, mujer conocida y querida entre sus vecinos.

Una buena noche la mujer fue sorprendida por unos toques en la puerta de la pequeña ermita, en la que de común solía habitar, en una pequeña dependencia aneja. Asustada abrió la puerta y vio que, embozado en su capa, no sabiendo muy bien si por el frío, o por salvaguradar su intimidad, se encontraba D. Aurelio del Alto Otero, a la sazón segundo Conde de Artefa, que venía, pese a lo alto de la madrugada, a solicitar su consejo, ya que, según él, había tenido un sueño que le tenía profundamente alterado:
Tuvo una visión en la que vide los graneros de Artefa todos vacíos, y secos, con homnes e mulleres famélicos, que ploraban lagrimas a sus puertas y nadie podía façer nada... de repente, en medio de todos eles, aparecíase el Conde mesmo, lamentándose por la suerte de las gentes de su pueblo, y sin poder façer nada, alzaba los ollos al cielo esperando una respuesta, aparecióse entonces la figura, que él creyera de San Isidro Labrador, y una voz en el cielo que decía desta manera: San Isidro Labrador, quita lo seco y devuélvele la verdor...
Sorprendióse la buena mujer con el relato del Conde y contóle que ella había tenido otro sueño parecido, una noche en el que se acostó apesadumbrada por haber dedicado su vida a los demás, no haberse casado y no haber tenido hijos, pues, según ella: “No es buena la mujer de cuyo higo non salen fillos”, pero que en ese momento, apareciósele, de semejante manera...
Bernarda e Isidro

en su habitación, la figura de San Isidro labrador que metiéndole la mano en la raja
“tener mano de santo”

de donde gustóse tanto la santa mujer que creyera entender por fin el significado de la expresión “tener mano de santo” y al punto casi de morir, por el arrobamiento experimentado, creyó ella oír, por boca del santo labriego, la misma expresión: San Isidro Labrador, quita lo seco y le devuelve el verdor... 
Tras compartir su sueño con el Conde dijóle que “las cosas del Senyor no son para los ignorantes entendellas, por eso fuera la divina misericordia las que las desentrañase, si plúgole a Dios esa gracia”
El Conde se fue, casi con la misma duda que traia, pero lo cierto es que, desde su entrevista con Bernarda, las cosechas de Artefa se sucedieron sin parar y no hubo la hambruna temida por el Conde a raíz de su sueño.

Aurelio del Alto Otero Conde de Artefa
Por eso, el Conde, hombre religioso y devoto donde los hubiera, compartió el secreto de su visita a donde la Bernarda, con el cura del lugar D. Higinio Torregrosa, quien, en la homilía del día siguiente, se dedicó a cantar, desde el púlpito, las alabanzas de Dios que tantos “bienes e menesteres plugóle mandar sobre esta sancta terra nuestra de Artefa, por mediación de la muy noble, e sancta muller de Bernarda, o más bien, por medio del figo della, o sea, del coño suyo benedito” Con todo, había un artefaño, conocido como Manolico, el tontico, que se pasó todo el día, en la plaza del pueblo, gritando a voz pelada “que non se creyera lo de la sancta Bernarda, que ninguna muller es sancta por donde mea, así en el infierno arda”.
Indignada Bernarda con estas palabras mandólo traer a su presencia y allí, en la intimidad de la ermita díjole: “Mete tu mano en el coño bendito, a ver si miento, en lo que siento, y sea tu escarmiento” Hízolo así el pobretico Manolico, el tontico, que desde entonces, pues nadie vio el milagro escondido, se hizo el más célebre predicador del figo benedito de su paisana artefaña por toda la Alpujarra granadina.
Manolico, el tontico. nunca fué el mismo después de tocar el figo.
Las bendiciones se sucedían sobre el pueblo de Artefa, diciendo las crónicas que: “todos los homnes, e mulleres, de los derredores, allegábanse a casa la Bernarda, a tocar su coño benedito, y por doquiera la abundançia manaba: las mulleres daban fillos sietemesinos fuertes como cabritillos, y las guarras parían cochinillos a porrillo, las cosechas se multiplicaban y hasta las gallinas empollaban ovos de sete yemas...”

Más Bernarda murió, como corresponde a todo ser mortal, y la enterraron entre gran llanto y duelo de sus gentes, que a partir de ese momento, como maldecidos por la ausencia de la buena mujer, sufrieron en sus carnes todo lo que aquella, quizás en vida evitara: Terremotos, abortos en el ganado y las mujeres, cosechas baldías, todo parecía perderse y la vida se malograba en Artefa...
Todo parecía perderse y la vida se malograba en Artefa
Sin embargo cuenta la leyenda que un buen día que: “Una muller del pueblo, ploraba lagrimas de seus ollos al sepolcro della, vióse sorprendida por unas luminarias que ascendían del sepolcro, asustada e enloquecida corrió a presencia del señor cura párroco, que ordenó desenterraran el corpo morto de la Bernarda, hallando, todos los presentes, con el Notario de Artefa al frente, que la Bernarda polvo era, como es la suerte de nuestros padres, salvo su figo incorrupto, rojo y húmedo qual breva”
El coño incorrupto
El párroco, D. Higinio Torregrosa ordenó el traslado del despojo santo a la parroquia, donde enseguida lo colocaron en un relicario, llamado desde entonces EL COÑO DE LA BERNARDA, por la urna de oro y la forma de lo que dentro conservara, y que no hubo nadie que al contacto del relicario no recuperara la abundancia en cualquier empresa que emprendiera.
EL COÑO DE LA BERNARDA
Tanta fe le tenían en Artefa al coño de la Bernarda que el propio párroco, y siempre según las crónicas: “Decidió, junto con el Ajuntamiento de la ciudad, elevar el asunto a la disquisiçión de los notables de la Sancta Madre Ecclesia Metropolitana de Granada, solicitando si pluga a ella, la sancta e pronta canonizaçión de la santa Bernarda de Artefa”.

Arzobispo de Granada, D. Pedro Castro Vaca y Quiñones
Al parecer, el por aquel entonces Arzobispo de Granada, D. Pedro Castro Vaca y Quiñones, más preocupado en vigilar de cerca de los moriscos falsamente convertidos a la “fe verdadera y noble de nostro Senyor IesuChristo”, y alentando a la Inquisición, no estaba mucho por la labor de apoyar una petición de canonizar a una santera nada más conocida en su pueblo, amén de que, como expresivamente decía la misiva, remitida al Ayuntamiento de Artefa: “Dicen los senyores teologos e dominicos desta Ecclesia de Granada que nunca oyóse en toda la christiandad, que el Senyor Papa gobierna, y Christo benedice, que nada bueno saliera del coño de una muller, a no ser el Senyor mesmo IesuChristo, de su Sancta Madre, con todo Virgen, e que por eso la devoçión popular del coño de la Bernarda era cosa perniçiosa que devía ser desterrada, so pena de mandar la inquisición a façer las pesquisas oportunas”.
Dicen los senyores teologos e dominicos desta Ecclesia de Granada...

Con tal respuesta, D. Higinio Torregrosa, según siempre las crónicas: “Una noche del 9 de Abril, del año de Nuestro Senyor IesuChristo de 1.609, alumbrado solo por dos candelas, y con el Notario por unico testigo dello, colocó el sancto reliquario del coño de la Bernarda, tras un emparedado debaixo de la ventana de la Sacrestía, donde permaneciera hasta que la Ecclesia mudara su razonamiento sobre este singular suceso, y asi la buena Bernarda trajera de nuevo la benediçión sobre el pueblo della”
Supuesta ventana donde emparedado reposa el coño de Bernarda
Y no sé si verdad o mentira, esto es lo que se cuenta del célebre coño de la Bernarda, con todo, si queréis saber algo más de la historia, podeís leer la crónica, que en su día redactara D. Higinio Torregrosa titulada:
“Relación de las cosas verdaderas que acontescieron en Las Alpuxarras en lo que se refiere á una piadosa muller llamada la Bernarda, y al coño della, que fizo grandes milagros para la gloria eterna de Dios nuestro Senyor y de la Sancta Madre Ecclesia, escrita por el Licenciado Higinio Torregrosa, Cura Propio de la Ecclesia del Sancto Christo del Zapato desta ciudád de Artefa”