Textos hindúes
Si en los textos anteriores se delineaban ideas respecto de la movilidad aérea de “Dios/dioses”, los antiguos textos hindúes son un auténtico manual sobre naves voladoras.
Máquinas voladoras
En los antiguos textos sánscritos se pueden encontrar numerosas menciones de unas míticas máquinas voladoras que podían desplazarse por el aire a grandes velocidades llamadas vímana o pushpaka.
Estos vímanas o pushpaka, aunténticos carruajes aéreos, son nombrados en textos como el Ramayana y el Bhágavata-purana (SRIMAD BHAGAVATAM). Dentro de la categorización de textos hindúes, los Puranas (‘historias antiguas’) y el Ramaiana, forman parte de los Itijasa (iti-ja-asa: ‘así-realmente-fue’, historias), que es el nombre que reciben los textos sánscritos no directamente filosóficos.
En las páginas del Ramaiana, gran poema épico hindú atribuido el poeta Valmiki, se encuentran alusiones a carros voladores que habrían sido utilizados en el curso de las guerras entre los dioses del panteón hinduista, con el nombre de pushpakas:
Mientras se iban desarrollando estas cosas, Rama, el Kakutsida, le dijo a Vibhishana: «Ocúpate de procurarme un pronto regreso a mi ciudad. El camino a Ayodhyá es muy difícil de recorrer». A lo que respondió Vibhishana: «Hijo de monarca de la Tierra, yo cuidaré que te conduzcan a tu ciudad. Hay un carro llamado pushpaka, carro incomparable, resplandeciente como el Sol y que marcha por sí mismo. Montado sobre ese carro, él te conducirá sin inquietud hasta Aiodhiá.
Tras estas palabras Vibhishana llamó urgentemente al carro parecido al Sol, acompañado por su hermano y por la ilustre videhana, encendida de rubor. El raghuida, ya montado, le dijo a Sugriva: «Apresúrate a subir en el carro con tus generales, Sugriva. Sube también con tus ministros, Vibhishana, monarca de los rakshasas. Al instante, Sugriva con los reyes de los simios, y Vibhishana con sus ministros, llenos de alegría, montaron en el gran carro pushpaka.
Cuando todos estuvieron embarcados, Rama ordenó al vehículo que partiese y el incomparable carro de Kuvera se elevó hacia el mismo seno de los cielos. El carro volaba como una gran nube empujada por los vientos. Desde allí paseando su mirada por doquier, el guerrero descendiente de Raghú, dijo a Sita la mithiliana, la del rostro bello como el astro de la noche: «Mira, ya veo el palacio de mi madre… ¡Ayodhyá! ¡Inclínate ante ella, Sita, mi videhana, hete aquí de regreso!».
Apenas la muchedumbre, presurosa, les vio llegar como un segundo sol y con tan rápida marcha, el aire fue rasgado con potentes gritos de alegría, lanzados por ancianos, mujeres y niños. Todos gritaban: «¡Aquí está Rama!». Bharata, pasando de la tristeza a la alegría, se acercó, con las manos juntas y honró a Rama: «Sé bienvenido», pronunció, con el respeto que le merecía su hermano. Pero éste se apresuró a alzarlo, lo apretó contra su pecho y lo estrechó entre sus brazos con alegría.
En el Bhágavata-purana (SRIMAD BHAGAVATAM) podemos encontrar las siguientes menciones:
(Pag 81/82) Kardama sonrió dulcemente a su esposa y le dijo: “Así sea”. Con su poder de yoga, Kardama creó un vimana, un palacio aéreo flotante, con maravillosos jardines, lagos y flores y pilares pletóricos de joyas y sillones cubiertos con brocados y sedas…
Con una sonrisa, tomó la mano de su esposa y la llevó al vimana. Éste se elevó hacia el espacio y pronto estaban viajando a la velocidad del viento.
(Pag 737/738) De todos los Devas, el más fácil de complacer es Shiva-Mahadeva. Así, el gratificó la penitencia realizada por Salva, preguntándole qué deseaba. Salva le pidió un Vimana (un carruaje aéreo). Éste debía ser indestructible por los Devas, los Asuras, los seres humanos, los Gandharvas, las serpientes y los demonios. También debía poder viajar por donde él quisiera, ya sea por la tierra, el aire o el agua… El carruaje recibió el nombre de Saubha y fue entregado a Salva…
Sentado en su nuevo carruaje, Salva hizo correr una verdadera lluvia de flechas y de piedras. También cosas tales como serpientes y animales sanguinarios traídos de las montañas, todo ello, era volcado hacia la ciudad desde su carruaje… Dicho carruaje estaba un momento en el aire, y al siguiente momento descendía sobre la tierra; luego, cuando nadie podía seguir sus huellas, golpeaba desde el aire.
El Ramayana también menciona que:
Estos vímanas o pushpaka, aunténticos carruajes aéreos, son nombrados en textos como el Ramayana y el Bhágavata-purana (SRIMAD BHAGAVATAM). Dentro de la categorización de textos hindúes, los Puranas (‘historias antiguas’) y el Ramaiana, forman parte de los Itijasa (iti-ja-asa: ‘así-realmente-fue’, historias), que es el nombre que reciben los textos sánscritos no directamente filosóficos.
En las páginas del Ramaiana, gran poema épico hindú atribuido el poeta Valmiki, se encuentran alusiones a carros voladores que habrían sido utilizados en el curso de las guerras entre los dioses del panteón hinduista, con el nombre de pushpakas:
Mientras se iban desarrollando estas cosas, Rama, el Kakutsida, le dijo a Vibhishana: «Ocúpate de procurarme un pronto regreso a mi ciudad. El camino a Ayodhyá es muy difícil de recorrer». A lo que respondió Vibhishana: «Hijo de monarca de la Tierra, yo cuidaré que te conduzcan a tu ciudad. Hay un carro llamado pushpaka, carro incomparable, resplandeciente como el Sol y que marcha por sí mismo. Montado sobre ese carro, él te conducirá sin inquietud hasta Aiodhiá.
Tras estas palabras Vibhishana llamó urgentemente al carro parecido al Sol, acompañado por su hermano y por la ilustre videhana, encendida de rubor. El raghuida, ya montado, le dijo a Sugriva: «Apresúrate a subir en el carro con tus generales, Sugriva. Sube también con tus ministros, Vibhishana, monarca de los rakshasas. Al instante, Sugriva con los reyes de los simios, y Vibhishana con sus ministros, llenos de alegría, montaron en el gran carro pushpaka.
Cuando todos estuvieron embarcados, Rama ordenó al vehículo que partiese y el incomparable carro de Kuvera se elevó hacia el mismo seno de los cielos. El carro volaba como una gran nube empujada por los vientos. Desde allí paseando su mirada por doquier, el guerrero descendiente de Raghú, dijo a Sita la mithiliana, la del rostro bello como el astro de la noche: «Mira, ya veo el palacio de mi madre… ¡Ayodhyá! ¡Inclínate ante ella, Sita, mi videhana, hete aquí de regreso!».
Apenas la muchedumbre, presurosa, les vio llegar como un segundo sol y con tan rápida marcha, el aire fue rasgado con potentes gritos de alegría, lanzados por ancianos, mujeres y niños. Todos gritaban: «¡Aquí está Rama!». Bharata, pasando de la tristeza a la alegría, se acercó, con las manos juntas y honró a Rama: «Sé bienvenido», pronunció, con el respeto que le merecía su hermano. Pero éste se apresuró a alzarlo, lo apretó contra su pecho y lo estrechó entre sus brazos con alegría.
En el Bhágavata-purana (SRIMAD BHAGAVATAM) podemos encontrar las siguientes menciones:
(Pag 81/82) Kardama sonrió dulcemente a su esposa y le dijo: “Así sea”. Con su poder de yoga, Kardama creó un vimana, un palacio aéreo flotante, con maravillosos jardines, lagos y flores y pilares pletóricos de joyas y sillones cubiertos con brocados y sedas…
Con una sonrisa, tomó la mano de su esposa y la llevó al vimana. Éste se elevó hacia el espacio y pronto estaban viajando a la velocidad del viento.
(Pag 737/738) De todos los Devas, el más fácil de complacer es Shiva-Mahadeva. Así, el gratificó la penitencia realizada por Salva, preguntándole qué deseaba. Salva le pidió un Vimana (un carruaje aéreo). Éste debía ser indestructible por los Devas, los Asuras, los seres humanos, los Gandharvas, las serpientes y los demonios. También debía poder viajar por donde él quisiera, ya sea por la tierra, el aire o el agua… El carruaje recibió el nombre de Saubha y fue entregado a Salva…
Sentado en su nuevo carruaje, Salva hizo correr una verdadera lluvia de flechas y de piedras. También cosas tales como serpientes y animales sanguinarios traídos de las montañas, todo ello, era volcado hacia la ciudad desde su carruaje… Dicho carruaje estaba un momento en el aire, y al siguiente momento descendía sobre la tierra; luego, cuando nadie podía seguir sus huellas, golpeaba desde el aire.
El Ramayana también menciona que:
(Pag 304) Ravana envió a buscar su extraordinario carruaje aéreo y montado en él, cruzó el océano y se adentró en el continente para dirigirse a la morada del poderoso rakshasa Maricha (hijo de Tataka)…
(Pag 400/401) En una recámara, Hanuman vio una nave aérea hecha de flores suspendida en el aire, el cual había pertenecido alguna vez a Kuvera, el tesorero de los semidioses. Aunque Kuvera era el hermanastro de Ravana, éste le había robado el aeroplano de flores, y lo conservaba en su palacio como un adorno, además de utilizarlo en viajes de placer junto a sus reinas.
Deseando hacer un reconocimiento de la espaciosa habitación, Hanuman saltó a esa nave de nombre Pushpaka, desde el que tenía una mejor visibilidad. Aunque era de noche, él podía ver bien, pues la luz de la Luna brillaba a través de las ventanas, reflejándose en las paredes enjoyadas, e iluminando el palacio entero.
(Pag 515/516) Después de un festín de frutas y miel de los árboles en el camino, una multitud de monos se encaminó a Ayodhya. Al día siguiente, Rama y Sus acompañantes abordaron el Pushpaka que alzó vuelo. Avistaron así desde el aire a la Madre Ganga y después al río Sarayu…
Haciendo un vuelo final hacia la ermita de Bharat, Sri Rama pidió que el mando de la nave Pushpaka retornara a Kuvera, reparando así la ofensa que le había hecho Ravana.
(Pag 527) Pasado un tiempo, el rakshasa Sumali se encontraba en busca de un esposo para su bella hija Kaikashi, cuando vio a Kuvera, quien estaba volando en su deslumbrante vehículo celestial Pushpaka, pues iba a visitar a su poderoso y refulgente padre Vishrava.
(Pag 534) La nave mística, Pushpaka, que Ravana había arrebatado a su propio hermano Kuvera, se asemejaba más a una ciudadela flotante que a una carroza volante, pues contaba con numerosas mansiones doradas, decoradas con coral, sostenidas por pilares majestuosos.
(Pag 553) Habiendo acontecido este intenso hecho, Rama escuchó una voz celestial, y cuando alzó su mirada hacia el cielo, vio la carroza Pushpaka que le decía: “Yo retorné donde Kuvera como tú me ordenaste, pero el señor de la riqueza me dijo: ‘debido a que Rama ha conquistado a Ravana tú le perteneces.’ Como ves, he sido enviado de vuelta por Kuvera para estar a tu servicio, por favor acéptame sin dudarlo.” Rama adoró a esa nave viviente con ofrendas de flores, incienso, pasta de sándalo y dijo: “si yo alguna vez necesito tu servicio te llamaré y te harás presente, pero mientras tanto estás libre para moverte como te plazca.” Habiendo recibido esta indicación Pushpaka partió a su propio arbitrio.
El Vymaanika-Shaastra (‘escritura acerca de los vímanas’) es un libro escrito por Pandit Subbaraya Shastry, un medium quien según declara, se lo habría dictado el Maharshi Bharadvaja, gran sabio del periodo védico de fines del II a mediados del I milenio AEC, en sesiones entre 1919-1923.
El texto originalmente escrito en sánscrito, fue traducido y publicado en 1952 por G. R. Josyer. Tiene 3000 slokas (versículos) en ocho capítulos. La edición inglesa de 1973 incluyó ilustraciones de T. K. Ellappa, dibujante técnico de la facultad de ingeniería de Bangalore, bajo la dirección de Shastry.
En el Vymaanika-Shaastra se menciona que:
“…Un aparato, que se mueve por fuerza interior, como un ave, ya sea en la tierra, en el agua o en el aire, se llama Vimana… que se puede mover en el cielo, de lugar a lugar… de país en país, de mundo en mundo… es uno, llamado Vimana por los sacerdotes de las ciencias…“
En algunos lenguajes modernos de la India, por ejemplo en guyaratí, la palabra vimania significa ‘avión’.
Fuente:
Ramayana: versión de Bhaktivinod Aloy y Harinam Ashram, junto con Gopinath Gaudiya Math Bhagavata-purana (SRIMAD BHAGAVATAM): versión de Om Sri Ganeshaia Namaha y Om Namo Narayanay
En algunos lenguajes modernos de la India, por ejemplo en guyaratí, la palabra vimania significa ‘avión’.
Fuente:
Ramayana: versión de Bhaktivinod Aloy y Harinam Ashram, junto con Gopinath Gaudiya Math Bhagavata-purana (SRIMAD BHAGAVATAM): versión de Om Sri Ganeshaia Namaha y Om Namo Narayanay
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